Producido originalmente con leche cruda de vaca, el queso Camembert destaca en la categoría de los quesos de pasta blanda. Este queso francés se caracteriza por su suave y con una cremosa textura interna que contrasta por una corteza blanca fruto de la presencia del hongo Penicillium candidum.
El Camembert siempre se presenta en formas circulares, – con un diámetro aproximado de 11 centímetros y una altura de unos 3 centímetros- con un peso estándar de 250 gramos.
Fabricación industrial del queso Camembert
Calentamiento de la leche: El primer paso en la elaboración del queso Camembert es calentar la leche a una temperatura entre 34-35ºC, aunque este rango puede variar en función del nivel de acidez que se desee.
Coagulación: A continuación se agrega cuajo a la leche para comenzar el proceso de coagulación. El cuajo hace que la leche se cuaje, formando una especie de gelatina.
Corte de la cuajada: La cuajada se corta en pequeños cubos y luego se deja reposar para permitir la liberación del suero.
Moldeado: La cuajada se coloca en moldes para formar la forma clásica del queso Camembert. En este punto, los quesos son volteados varias veces para permitir un drenaje uniforme.
Salado: Se retiran los quesos de los moldes y se salan. Esto ayuda a desarrollar el sabor y a prevenir el crecimiento de bacterias dañinas.
Maduración: Después llega la etapa de maduración, en la que se dejan madurar los quesos durante al menos tres semanas. Durante este tiempo, el Penicillium candidum crece en la corteza, dándole su característico aspecto aterciopelado blanco y ayudando a desarrollar su sabor distintivo.
Empaquetado: Una vez finalizada esta etapa, los quesos se envuelven en papel y se colocan en cajitas de madera, donde permanecen hasta alcanzar al menos 21 días de maduración. De esta manera, se obtiene un queso tipo Camembert auténtico y de alta calidad.
¿Cómo disfrutarlo?
La forma en que uno disfruta el queso Camembert es una cuestión de preferencia personal, aunque ciertas combinaciones son particularmente interesantes. Este queso tiene notable una afinidad con bebidas como el cava, el champagne o un vino blanco afrutado. También se lleva muy bien con frutas como la pera, la manzana, las uvas y los higos, e incluso es ideal fundirlo en unas tostadas.
En definitiva, la mejor manera de disfrutar el queso Camembert es la que más te guste. ¡Y sí, suena absolutamente delicioso!
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